El rechazo y los inmunosupresores

El rechazo

El sistema inmunológico es el mecanismo del que dispone nuestro cuerpo para hacer frente a las infecciones y agentes extraños que entran en el organismo. Cuando se realizar un trasplante, el cuerpo considera al nuevo órgano como un elemento extraño y se quiere defender de él. Esta reacción se denomina rechazo.

Para evitar que el cuerpo rechace el nuevo riñón se utilizan unos fármacos conocidos como inmunosupresores que reducen la capacidad del sistema inmunológico y protegen el órgano transplantado.

Según cuando se produce el rechazo se pueden considerar varios tipos:

Los inmunosupresores

Para combatir el rechazo, se tiene que tomar una medicación que protege al órgano trasplantado, aunque reduce su capacidad de combatir las infecciones. Esta medicación, los inmunosupresores, se empieza a tomar desde el primer día del trasplante (habitualmente se hace una toma antes de la operación) y mientras el órgano está en funcionamiento.

Como ya se ha comentado, el uso de estos fármacos supone una reducción de la capacidad de defenderse de posibles infecciones, lo que puede favorecer la aparición de las denominadas infecciones oportunistas. Estas infecciones normalmente solo afectan a personas que tienen su sistema inmunológico debilitado.

Una de las infecciones más habituales es el CMV (Citomegalovirus), un virus que puede ser traspasado por el donante durante el trasplante o que se reactive dentro del cuerpo del receptor debido a la inmunosupresión. Si está bien tratado desde el comienzo no supone demasiadas complicaciones.

Durante las primeras semanas tras el trasplante es cuando se tienen las defensas más bajas. Después, se reduce la posibilidad estas infecciones, aunque es muy importante que, en caso de aparecer síntomas de alerta, se ponga en contacto con el nefrólogo, puesto que este tipo de infecciones pueden ser muy perjudiciales si no se tratan a tiempo.

Síntomas de alerta: